Griffero propone en «Fin del Eclipse» indagar en el teatro desde el mismo teatro, usando a los actores como seres de ficción inmersos en distintas realidades; espacios variados en los que ellos se mueven, viven y sufren, hasta finalmente lograr alcanzar el más allá.
Exigente. Esa sería una buena manera para describir esta obra del connotado dramaturgo nacional, Ramón Griffero. Descripción que a medida que avanza la historia podría pecar de simplista, porque más allá de la evidente complejidad que se aprecia en cada escena, hay un mundo de símbolos, detalles y textos que acercan la obra a nuestra realidad y memoria colectiva chilena. La clave está en afinar bien los sentidos y no dejarse cohibir por una historia que a simple vista no tiene un hilo conductual muy claro; elemento que finalmente es una de las grandes fortalezas de «Fin del Eclipse». Ya que más allá de la intención del autor, la obra da pie y espacio a una profunda reflexión de sus espectadores, generada por diálogos y cuestionamientos cotidianos.
