Una vida bien vivida: la bailarina que no necesita sus brazos para emocionar.

Foto destacada: Devallet

Anna Pávlova y su compañía se presentaron en el Toreo de la Condesa ante 16 000 personas.

Aunque la Revolución Mexicana terminó en 1917, todavía un par de años después los ánimos políticos seguían repuntando a ratos y la sociedad ahora luchaba por animar un espíritu de reconstrucción, se buscaban días más felices.

Mientras tanto, en la lejana URSS Anna Pávlova, la mejor bailarina del naciente siglo XX, dejaba el Teatro Marinski Imperial de Petersburgo para crear su propia compañía de ballet en Londres, con la que recorrería 44 países, entre ellos y especialmente, México.

Anna Pávlova en México

La primera vez que Anna Pávlova visitó nuestro país fue en 1919 después de una prologada gira por Sudamérica; proveniente de La Habana, Cuba, la bailarina entró con su grupo de danza por el puerto de Veracruz desde donde tuvieron que partir en ferrocarril para llegar a la gran CDMX.

Con la finalidad de evitar cualquier problema, peligro o retraso, el presidente en turno, Venustiano Carranza, mandó a un grupo de 200 soldados que montados sobre los vagones del tren custodiaron el camino de la compañía de Anna Pávlova y el vagón repleto de vestuario y escenografías.

La noticia de que La Pávlova llegaría a México alegró a todo mundo, pero no entusiasmó tanto a algunos críticos que creían que el público mexicano encontraría “frías” las coreografías de la rusa. Lo que no se sabía era la gran sorpresa que, junto con Eva Pérez, la compañía tenía preparada para un país que buscaba paz y alegrías.

El 16 de febrero de 1919, Anna Pávlova y su compañía presentaron en el Toreo de la Condesa“Fantasía mexicana” ante 16 000 personas que abarrotaron el lugar con su presencia y sus aplausos, después de todo el Jarabe tapatío bailado de puntas fue tremendamente apreciado, incluso considerado como una dignificación del arte popular mexicano.

Anna, después de aprender danza folklórica de la misma Eva Pérez, se dedicó a estudiar las raíces dancísticas de todos los países que pisaba, por eso lograba armar e interpretar obras honestas que encantaba al público, sentimiento correspondido por la bailarina quien declararía que el público más cariñoso era el mexicano.

El impacto que causó “Fantasía mexicana” llegó hasta las mentes de los intelectuales de la época, Vasconcelos incluso apoyó la creación de la Escuela de Educación Física para que en ella se trabajaran las danzas nacionales y algún día alcanzaran la calidad artística de los bailarines rusos.

Sin duda Anna Pávlova hizo que los bailes de barrió llegaran a los grandes teatros y fueran valorados por los mismos nacionales.

 

El regreso de Anna Pávlova a México

Antes de partir la bailarina rusa prometió regresar y así lo hizo 6 años después el 23 de abril de 1925 con “Don Quijote”. La compañía de Pávlova ya había presentado en Europa la obra literaria convertida en ballet, pero la Ciudad de México fue la primera ciudad de habla hispana en admirarla.

Aquella fue la última vez que Anna pisó México, falleció en Holanda el 23 de enero de 1931 a unos días de llegar a su cumpleaños número 50. Nuestro país la recordaría a través de fotografías y las letras que le dedicaron Ramón López Velarde, José Juan Tablada, Enrique Fernández Ledesma y más de tres periodistas.