¿Qué es el cuerpo cuando ha sido fragmentado por la ciencia? ¿Qué es el alma cuando ha sido despojada por la religión? ¿Y qué queda de la voz cuando ha sido callada por el lenguaje?
“El Momo”, de Antonin Artaud, no es solo una obra: es un estallido. Una ráfaga de poesía salvaje, carne doliente y pensamiento radical. Escrita luego de su experiencia en manicomios y tratamientos de electroshock, esta pieza nos confronta con el límite mismo de la existencia. Con imágenes crudas, a veces herméticas, a veces estremecedoramente claras, Artaud se presenta ante nosotros como un cuerpo que habla desde el desgarro.
La obra es un monólogo alucinado y feroz que desmantela lo humano y lo divino. El autor se convierte en médium de sí mismo: un “Momo”, un loco sagrado que, tras haber sido destruido por el sistema, vuelve para decir su verdad sin filtros. En sus palabras encontramos el grito de todos los marginados, de los cuerpos reprimidos, de los seres que aún vibran más allá de lo normado. Cada página es un desafío, una invocación, una descarga.
“El Momo” es ideal para quienes buscan teatro que desafíe los límites, que no se pliegue a la comodidad, y que sea una experiencia visceral, cruda y profundamente filosófica. Una obra que te enfrenta con lo más íntimo y oscuro de la condición humana.