En una sala de cine antigua, personajes solitarios y anónimos buscan algo que el mundo exterior no les da: consuelo, sentido, compañía. Mientras el proyector lanza imágenes en blanco y negro, lo que ocurre dentro de la pantalla no es tan distinto de lo que pasa en sus propias vidas: una mezcla de desilusión, deseo y memorias truncadas.
“Cinema Utoppia” de Ramón Griffero es una obra profundamente poética y fragmentaria que rompe las barreras entre el teatro y el cine. El espectador no solo presencia una historia, sino que entra en una estructura compleja de espejos: lo que ocurre en escena refleja nuestros propios anhelos, nuestras pérdidas, y ese gesto inevitable de buscar belleza incluso en medio del derrumbe.
A través de una estética cinematográfica, el montaje se convierte en una experiencia sensorial: proyecciones, sonidos, múltiples planos de acción y personajes que saltan entre la ficción y la realidad. Sebastián, un joven desencantado, se convierte en símbolo de todos los que buscan sentido en un país desbordado por la historia, el abandono y la herida colectiva. A su alrededor, viejas butacas, caramelos, pastillas y almas que resisten en la oscuridad del cine, esperando una luz que les devuelva el alma.
“Cinema Utoppia” es más que una obra de teatro: es un manifiesto estético, una elegía urbana, una experiencia de memoria y resistencia que nos habla de lo que soñamos, lo que fuimos, y lo que aún deseamos alcanzar.