Es otoño del 2004 cuando muere Yang Huanyi a punto de cumplir un siglo. Con los pies atrofiados por la cultura opresiva contra las mujeres de su tiempo, ella era la última persona en el mundo capaz de hablar Nü shu; el misterioso lenguaje secreto reservado exclusivamente a las mujeres.

Por Sonsoles Lozano
Nü shu significa literalmente “escritura de mujeres” y nació en la China rural como vía de escape, acto de rebeldía y desahogo frente a una sociedad brutalmente machista. Concretamente surgió en la región de Jiangyong en Hunan, al sur de China. Hunan es una zona de selvas húmedas, praderas enormes para el cultivo de arroz y yacimientos mineros, una región donde la población era mayoritariamente rural y las mujeres parecían destinadas a vivir y morir igual que las bestias. Ellas no tenían derecho a recibir ningún tipo de educación escolarizada ni a aprender a leer o escribir por cuenta propia. Es más, ninguna mujer tenía permitido pasear por la calle y vivían en un estado de reclusión toda su vida. Primero eran custodiadas por sus padres, luego por sus maridos que las apartaban de todo contacto con sus familias desde el momento en que se casaban. Su misión en la vida se reducía a bordar, cocinar y atender al marido.
Estas mujeres del campo destinadas a ser analfabetas toda su vida, inventaron su propio alfabeto, creando un lenguaje propio muy complejo que ha pasado totalmente desapercibido para los hombres durante siglos. A diferencia del chino escrito que es logográfico donde cada carácter representa una palabra, el nü shu es fonético y cuenta con alrededor de 600 caracteres que representan sílabas. Los lingüistas lo consideran un sistema de comunicación único en el mundo porque no tiene ningún paralelo hablado. Eso sí, al igual que el chino se escribe de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
Aunque fue descubierto en el año 1983 por el profesor Gong Zhebing cuando escuchó a dos mujeres comunicándose en una lengua extraña, se cree que existe desde el S.III aunque los estudiosos no se ponen totalmente de acuerdo sobre la fecha del origen. Lo cierto es que el Nü shu ha logrado esquivar el control masculino durante varios siglos.
Se usó para expresar sentimientos, reflexiones, descripciones de hechos cotidianos tales como guerras y bombardeos. También servía para transcribir canciones folklóricas, acertijos y traducciones de antiguos poemas chinos, así como un medio para mandar correspondencia secreta entre las casas. Se trataba de mensajes camuflados como dibujos abstractos estampados en jarrones, abanicos y pinturas. Naturalmente se transmitía también de forma secreta entre madres e hijas, hermanas y cuñadas que plasmaban los caracteres en marcos decorativos y todo tipo de artesanías. Debido a sus trazos estilizados, el nü shu resultaba perfecto para esconder mensajes, ya que se confundía perfectamente con elementos decorativos. A medida que la comunicación se hacía más urgente, se empezaron a usar más elementos donde estampar los mensajes: abanicos, pañuelos, bordados y prendas de vestir.
Los documentos más llamativos del Nü Shu son “Las cartas del tercer día”. Estas “cartas” eran folletos escritos sobre tela con consejos sobre el matrimonio para las recién casadas, entregados por las madres y hermanas en su tercer día de casamiento. El matrimonio era un momento especialmente duro para ellas, ya que debían abandonar la aldea donde habían vivido siempre para ir a otra con un hombre al que jamás habían visto anteriormente.

También son interesantes las cartas entre “hermanas juramentadas”. Hoy día se sabe que en los círculos de bordadoras, las muchachas prestaban de dos en dos un juramento de apoyo y empoderamiento mutuo, auténtico ejercicio de sororidad. Se han traducido textos como estos:
“Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender” o “Debemos establecer relaciones de hermanas desde la juventud y comunicarnos a través de la escritura secreta”.
“Los hombres tienen su escritura, sus libros y sus escritos, son hombres virtuosos. Nosotras tenemos nuestra escritura, nuestros libros y nuestras escrituras, somos mujeres virtuosas”.
Son muy pocos los textos originales que se han encontrado ya que debido al peligro que se corría si este sistema de comunicación era descubierto, lo natural es que fuesen quemados una vez leído el mensaje y enterrados junto a su autora en el momento de su muerte. Además de esto, durante la Revolución Cultural fueron destruidos miles de manuscritos en nü shu debido al miedo que provocaba una lengua secreta y en parte por la misión de los Guardianes Rojos de destruir cualquier indicio de culturas antiguas. Fue tras la Revolución comunista cuando las mujeres tuvieron acceso a la educación y el nü shu cayó en desuso.
Hoy en día, el Nü shu es un atractivo turístico para la región. En 2006, el nü shu fue inscrito en la lista del Patrimonio Nacional Cultural Intangible de China y, un año después, se abrió un museo y lugar de estudio en la isla de Puwei: El Jardín de Nü Shu. Videos, pinturas, y exhibiciones adornan las paredes del museo, mientras que se dan clases de bordar y de caligrafía. Muchas mujeres de la zona realizan “cartas del tercer día” en nü shu con traducciones en mandarín encuadernados en la tela tradicional y cubiertas bordadas, que son vendidas a estudiosos y turistas. Hoy día, gracias a este renacer del Nü shu y a su atractivo turístico y cultural, las mujeres de la región cuentan con más autonomía y un mayor empoderamiento económico que los hombres. Todo un acto de justicia histórica y poética.