Por Paulette Waissbluth

Gustavo Rodríguez es un escritor peruano ganador del Premio Alfaguara 2023 por su novela Cien cuyes, que aborda temas densos y tristes como la soledad en la vejez y el deseo de morir en paz, pero con un toque de humor en los momentos más inesperados donde no sabemos si reír o llorar.

“¿Era pecado matar a alguien si el único beneficiado era el fallecido?”. Es la pregunta que deja el autor a sus lectores en la contratapa del libro, pero en esta entrevista será respondida por él mismo.

¿Cómo surgen los personajes? ¿Tienen alguna inspiración de personas cercanas a usted?

De los doce o trece personajes de la novela, solo Jack Harrison tiene un referente directo con alguien que existió, después quizás Eufrasia sea un compendio de dos o tres mujeres cuidadoras, bondadosas, de buen corazón que he tenido el honor de conocer porque han trabajado en familias afines a la mía. Podría ser estas tres mujeres juntas en una, hay una que trabajó con Jack y probablemente había algo de ella en Eufrasia. Tuve que considerar el físico de una señora que cuidó a mi mamá, la forma de hablar de otra y la tenacidad ante la vida de otra, pero los límites se me borran, no tengo muy claro donde empieza la persona real y los personajes.

A lo largo del libro hay muchos detalles a la hora de retratar a los adultos mayores tanto en acciones como en sus pensamientos ¿Cómo fue el proceso de investigar a las personas de la tercera edad y cómo logró descifrar esos detalles?

Yo no me dedique a una investigación por este libro, lo que hice fue aprovechar el compendio de observaciones que he hecho a lo largo de mi vida con los ancianos que me han rodeado. Yo fui criado por mi abuela materna de pequeño, he visto a mi madre envejecer y he sido parte de su cuidado, he visto cómo pasaba sus últimos años la abuela de mi novia y he visto los últimos tiempos de mi suegro Jack Harrison, entonces, las observaciones han salido de los diálogos o descripciones que aparecen en la novela con respecto a los ancianos y, en el caso de los Siete Magníficos, que es este grupo tan peculiar de ancianos que viven juntos en el albergue, son proyecciones de cómo veo en la ancianidad a mis amigos y a mí mismo. Hay algo de inspiración de ellos en los personajes, no me he puesto a diseccionar uno por uno, pero podría haber inspiración. Puse a jugar a esos personajes de tal manera como un deseo mío de tener una vejez acompañada así por mis amigos.

¿Tiene algún personaje favorito de este libro?

Jack Harrison por obvias razones, pues está basado en una persona que conocí. Tío Miguelito es otro, un personaje que me gusta mucho al igual que la Pollo, ella entra ahora y yo me enamoro de ella por más que me lleve varias décadas, me enamoro.

¿Es posible que las acciones de Eufrasia hayan sido por aprobación o por querer formar parte de algo a raíz de que ella nunca tuvo cariño y aceptación por parte de los adultos?

Es probable, en la novela se sugiere que a ella le faltó el cariño de la madre, la figura paterna se la da un tío, pero aparentemente faltó muy temprano ese tío, entonces, parece que Eufrasia está buscando, de alguna manera, encajar en entornos donde hubiera estas figuras matriarcales. De hecho, se sugiere que Eufrasia podría ser parte del grupo o de esta familia, sentía que ahí encajaba y también era valorada, porque en su propia casa nunca lo fue.

En el libro utiliza el término «antesala lujosa de la muerte» para referirse al asilo de ancianos ¿Qué hace lujosa a esta antesala?

Es una antesala privilegiada y tiene que ver con la desigualdad en países como el nuestro, como dice en el libro «solo llevo algo peor que ser un anciano solitario y eso es ser un anciano solitario y sin dinero». Materialmente esos ancianos tienen comodidades, al revés de lo que podría ocurrirle a Eufrasia que proviene de un mundo más informal. Estamos en sociedades donde no todos tienen el mismo acceso a las comodidades que da el dinero y quizás de ahí viene esa reflexión. Esta novela está situada en una metrópolis desigualitaria como Lima, de gente que vive muy bien y gente que vive muy mal y si por suerte eres un viejo que no vive en las mejores condiciones la vas a pasar muy mal, definitivamente. Encierra una verdad muy cruda y cruel lo que Eufrasia, hablando con el doctor, le dice «lo que pasa doctor es que usted tiene su jubilación para vivir, los pobres como yo necesitamos a nuestros hijos para que nos sostengan», es como que se necesitara hijos para tener una   AFP, es cruel y estás supeditado a la calidad del estado de ánimo de tus hijos o familiares, no vas a depender de ti necesariamente y no vas a acceder a servicios de estado que te hagan bajar del cerro en el que vives para acceder a servicios de socialización, de sanidad. La vejez en pobreza y en sociedades desigualitarias es enormemente cruel.

A pesar de ser un tema bastante denso y fuerte de leer, tiene mucho humor, ¿A qué se debe el recurso de ocupar estas salidas graciosas para contar esta historia?

Es para que no sea totalmente rechazable el tema, si escribes en Arial 12 el título Soledad de los ancianos y derecho a una muerte digna pues vas a pensar “qué plomo es éste al que no me quiero enfrentar”, pero la ternura puesta en los personajes más el humor que suelo manejar en mi literatura hace más digerible esos temas. Es un recurso presente en la mayoría de mis novelas, a veces involuntariamente quizás, pero es un rasgo que a mí me acompaña desde pequeño. Siempre he usado el humor para relacionarme en situaciones conflictivas, me ha servido como flotador social. Quizás es el recurso de los débiles físicamente, pero me ha servido para encajar en un entorno machista en el que yo no sabía pelear. De alguna manera, el humor me podía granjear la simpatía de mis compañeros, me ha servido también para enamorar chicas y, en este caso, para escribir una novela con temas fúnebres.

Respecto al Premio Alfaguara 2023, ¿Cómo se sintió ganarlo y cómo fue cuando lo contactaron?

Fue una pedrada en el estanque y todavía estoy acostumbrándome a las ondas que se han generado. La pedrada ocurrió de madrugada, yo estaba en Lima a las 04:23 de la madrugada y recibí esta llamada de España cuando ya me había tomado mi pastilla de melatonina, había puesto el teléfono en silencio, no pensaba que fuera a ganar, sino que al ser un premio tan prestigioso y con un protocolo tan por lo alto el día de la proclamación, quien lo había ganado ya lo debería haber sabido con un día de anticipación, y como yo no lo supe asumí que no lo había ganado. Además, son 706 los manuscritos que se enviaron, las probabilidades eran mínimas, pero fue una enorme sorpresa y desde entonces estoy en una especie de tobogán tratando de comprender lo que está ocurriendo, la avalancha de lectores a la que no estoy acostumbrado también es algo que va a costar asimilar, pero de lo que también me voy a tener que despedir, en algún momento, y soy consciente de que esto es un hito en una carrera y lo demás era una meseta, entonces trataré de llevar conmigo lo mejor del presente. Cuando uno se hace conocido por un libro y si conecta con la sensibilidad de algunos lectores, esos lectores van a indagar por obras anteriores y futuras, y eso es muy bonito. Esta es una dimensión que no tiene nada que ver con la escritura, porque la escritura es un acto muy íntimo, muy solitario, no hay nada más aburrido que ver trabajar a un escritor porque las aventuras pasan dentro de su cabeza, y uno no necesariamente tiene que estar dispuesto a hablar después de lo que escribe, pero a mí si me gusta relacionarme con la gente que ha leído mi libro para entender cómo puede haber sido interpretado, me siento satisfecho y estoy muy presto a conversar, más que nada, por la curiosidad.

¿Siempre ha escrito?

Sí, de pequeño que escribo, siempre fui un chico tímido y que leía mucho, por lo mismo, sentía que me comunicaba mejor a través de la escritura que frente a frente hablando. Si me portaba mal con mi abuela y tenía que pedirle perdón le pasaba una nota, o si me enamoraba de una chica y no me animaba a decírselo cara a cara deslizaba una carta bajo la puerta. Siempre me ha ido mejor escribiendo que hablando. Llegó un momento en el que tuve que estudiar una carrera técnica para ganarme la vida y encontré en la publicidad una oportunidad para seguir narrando cosas, esta vez auspiciadas por productos, pero no fue hasta que fui un veinteañero bien entrado y hasta que venía en camino mi primera hija cuando decidí escribirle a este bebé por nacer, una especie de confesión, y no paré más, escribí cuentos, después una novela y después todas las novelas que siguieron.

¿Qué literatura y autores considera que son su inspiración?

Leo muy desordenadamente de todo, ficción, no ficción, no tengo ningún método, mi biblioteca es desordenada y nadie podría encontrar un libro si le digo que lo vaya a buscar, soy muy desordenado. No podría enseñar literatura porque nunca he tenido una educación esquemática, me olvido de lo que leo, pero sí tengo claro las lecturas que de adolescente me hicieron querer emular a los autores que leía como Julio Verne y Ricardo Palma, un escritor peruano con su formato pequeño de tradiciones peruanas, me fascinaban. Más adelante, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique con sus cuentos, un poco después autores del boom como Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, ellos terminaron de consolidar esta pequeña galaxia de estrellas que me llevaron a querer emular de adolescente el vivir como ellos.

¿Cuánto se demoró en escribir esta novela?

La preescritura de esta novela tiene años, el tema de los ancianos estaba dando vueltas por mi cabeza hace mucho tiempo, la pandemia hizo que me sensibilizara más y, finalmente, la muerte de mi suegro también aportó en el tema de la dignidad, porque ya tenía la soledad de los ancianos, ya tenía la muerte digna, no fue hasta que se me ocurrió el personaje de Eufrasia para hilar todas las historias e hice un diagrama en una hoja de papel, y una vez que tuve todo eso, la escritura neta fue de dos meses, entre seis a siete horas diarias todos los días, una intensidad brutal que nunca me había pasado.

Las personas tienden a referirse a la eutanasia con eufemismos como «terminar con la vida» o «ayudar a darles paz a los ancianos» sin mencionar directamente el término muerte, quizás porque suena más suave al ser algo consensuado, por lo tanto, la siguiente pregunta es la que usted les hizo a todos sus lectores, ¿Es pecado matar a alguien si el único beneficiado era el fallecido?

Yo creo mucho en la compasión, con el libro no quiero dejar un mensaje, no quiero un panfleto que diga lo que tienes que pensar, prefiero dejar situaciones que hagan que uno piense si harían eso en determinadas situaciones. Siempre voy a responder desde la empatía, si veo a alguien sufrir mi primera reacción va a ser tratar de parar el sufrimiento. Es como cuando te obligan a quedarte en una fiesta cuando tú te quieres ir, para qué te vas a quedar ahí si ya te quieres ir.

Ficha Técnica

Título: Cien cuyes

Autor: Gustavo Rodríguez

Editorial: Alfaguara

Año publicación: 2023

Temas: Narrativa

La entrada Entrevista al autor de la novela “Cien cuyes”, Gustavo Rodríguez: “Siempre me ha ido mejor escribiendo que hablando» se publicó primero en CULTURIZARTE – Toda la cultura de Chile en un lugar.

​  Por Paulette Waissbluth Gustavo Rodríguez es un escritor peruano ganador del Premio Alfaguara 2023 por su novela Cien cuyes, que aborda temas densos y tristes como la soledad en la vejez y el deseo de morir en paz, pero con un toque de humor en los momentos más inesperados donde no sabemos si reír o
La entrada Entrevista al autor de la novela “Cien cuyes”, Gustavo Rodríguez: “Siempre me ha ido mejor escribiendo que hablando» se publicó primero en CULTURIZARTE – Toda la cultura de Chile en un lugar. 

Compartir En: