Arte Urbano
El término arte urbano o arte callejero, hace referencia a todo el arte de la calle, frecuentemente ilegal. El arte urbano engloba tanto al grafiti como a otras diversas formas de expresión artística callejera. Desde mediados de los años 90 el término street art o, de forma más específica, Post-Graffiti se utiliza para describir el trabajo de un conjunto heterogéneo de artistas que han desarrollado un modo de expresión artística en las calles mediante el uso de diversas técnicas (plantillas, pósteres, pegatinas, murales, grafitis…), que se alejan del famoso grafiti pero no siempre es en paredes pues ahora en la actualidad es posiblemente, incluso, dibujar en forma experta 3D. Uno es el uso de plantillas (stencil), a menudo con un mensaje político, cobra especial relevancia en París en la segunda mitad de los años 60. Sin embargo, no es hasta mediados de los años 90, con la aparición de artistas como el estadounidense Shepard Fairey y su campaña “Obey” (Obey Giant) (Obedece al gigante), ideada a partir de la imagen del luchador estadounidense Andre The Giant y llevada a cabo mediante el uso de pósteres y plantillas, cuando las diversas propuestas de este tipo cobran auge en distintas partes del mundo y son percibidas en su conjunto como parte de un mismo fenómeno o escena.
Arte Urbano por el mundo.
Esta expresión plástica en muros, puentes y calles asalta Santiago de Chile, y junto a la sinergia que forma con Valparaíso, crea uno de los polos de arte urbano más importantes de Latinoamérica. Y quizás del mundo. Los orígenes de este movimiento, por lo menos en Chile, hay que rastrearlos a la década de los 60, cuando las protestas populares se canalizaban, de manera silenciosa pero contundente, con murales en los barrios y en las zonas del centro. La Brigada Ramona Parra es uno de los colectivos más importantes, formado en 1968 y apoyado por Pablo Neruda, se encargaba de pintar los mensajes del Partido Comunista con coloridos dibujos con estética indigenista.
Uno de sus fundadores fue Alejandro ‘Mono’ González, quien en 2010 promovió el Museo a Cielo Abierto en el barrio de San Miguel. La idea fue darle una nueva vida a las casas, unas cuantas deterioradas, de este barrio, y para ello un pequeño ejército de grafiteros chilenos y extranjeros pintaron 40 murales en las paredes y muros, casi todos de gran formato, que suman 6.000 metros cuadrados de arte al aire libre.
Uno de los artistas que más atrae la atención en estas calles es Dasic Fernández. La pintura de un hombre encapuchado que toca las nubes es una de las más bonitas. Fernández es uno de los muralistas más famosos de Chile, y fue uno de los autores de la remodelación del Paseo Bandera, una arteria de 400 metros del centro de Santiago que fue pintado en un caprichoso arco iris de colores que dan una vitalidad nunca vista a este paseo peatonal. Sus obras, generalmente retratos de personas en medio de una explosión de colores, también se pueden ver en Nueva York, Detroit, Atlanta, Miami, Toronto, Valparaíso, etcétera.
En varios sitios de la ciudad se pueden ver las “trenzas” de Javier Barriga, pinturas gigantescas de chicas de espaldas, todas ellas exhibiendo su peinado a los transeúntes. Una de ellas, llamada Ganza, se encuentra en las calles Santo Domingo y Miraflores, y la otra, bautizada como Crista, está en la avenida Suecia y Providencia.
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